19 de noviembre de 2007

Videos históricos (II)

El domingo 13 de julio del 2003 Iban Mayo conseguía su victoria más importante como corredor profesional. Ese día tocaba el cielo con las manos al llegar en 1ª posición a la meta de una de las grandes cimas míticas del Tour como es Alpe D`huez. Ahora el panorama es bien distinto y el de Igorre está esperando a que se solucione el problema en el que se vió envuelto el pasado Tour de Francia. Esperemos que el de Saunier Duval retorne por su fueros y nos vuelva a brindar victorias como ésta:



Se bajó la cremallera y su ceñido 'maillot' naranja se convirtió en capa voladora. Desde lejos, en una de las cimas con más glamour del Tour, Iban Mayo culminó el festival alpino del ciclismo español, iniciado por Beloki y coprotagonizado por unos sensacionales Haimar Zubeldia, Francisco Mancebo y Roberto Laiseka. Roberto Heras, en el papel de malo, evitó un mal mayor para el jefe Armstrong, nuevo líder de la prueba, que salvó con más coraje que fuerza una etapa que descubrió por primera vez su lado humano.

"Los ataques de Beloki han sido muy duros", decía el campeón, jadeante en la meta. Eso puede significar dos cosas. Una, que el ciclista de la ONCE está que se sale; dos, que Armstrong no es de otros años. O pueden ser las dos cosas. Lo cierto es que ya en el Galibier no se le veía muy buena cara al estadounidense, su rostro por una vez reflejaba el esfuerzo, con la mirada fija siempre en rueda amiga, sin ningún intento de intimidar a sus rivales, como era costumbre en ediciones anteriores.
Quizá haya que agradecer a Virenque y su equipo la propuesta de salida. Consciente de que la paliza del día anterior le iba a pasar factura, el último ídolo francés se preocupó por defender su jersey de lunares rojos en los dos primeros puertos, de tercera categoría, nada más comenzar la etapa. Luego se quedó solo, pero Virenque es realista y sabe que su mejor éxito este año no es otro que igualar la marca de los dos mejores escaladores de la historia del Tour: Federico Martín Bahamontes y el belga Lucien Van Impe, con seis reinados de la montaña cada uno.

Esa locura inicial no le sentó nada bien a Armstrong, pero hay miedo o pocas fuerzas entre los favoritos. Nadie intentó moverse en el techo de este Tour, el Galibier, impresionados tal vez por una nueva demostración del US Postal, que no perdió a casi ninguno de sus hombres durante los casi 30 kilómetros de subida. Todo apuntaba hacia un nuevo paseo del texano por las curvas de la última ascensión de la jornada, hacia su segunda victoria consecutiva en Alpe d'Huez.

Y más aún cuando Beltrán rompió la armonía al pie de la subida. Hasta Beloki, Heras y Mayo se quedaron al principio con el ritmo frenético del jiennense. Pero su acelerón duró poco y el relevo de Rubiera fue más llevadero. Entonces apareció el 'rosa' de Beloki y armó la gorda. Por primera vez Armstrong no salía a su rueda, para rematarlo 100 metros después. "Me da igual ser quinto, ya tengo tres podios y ya es hora de ver un Beloki atacante". Cansado de tanta crítica, no paró de intentarlo cuando el norteamnericano llegó a su rueda, ayudado por un recuperado Heras. Entre Vinokourov, Hamilton y un soberbio Zubeldia casi lo trituran, pero sigue siendo el rey; más vulnerable, pero el rey.

Controlado Beloki, Mayo reclamó el papel de protagonista. "No me preocupa Mayo, sólo Beloki", decía Armstrong al final. Mejor para él, porque si le hubiera preocupado no hubiera podido con el hombre que toma el relevo de Federico Etxabe, el único vencedor español en esa cumbre, en 1987. Ya se lo demostró en la Dauphiné y se lo repite ahora en el Tour. Su vuelo sobre el Alpe d'Huez dejó consecuencias definitivas para más de uno. Simoni se dejó otros doce minutos, Ullrich, tres y medio; Mercado, casi siete; y Samuel Sánchez llegó fuera de control. Todó ello en 14 kilómetros, en una etapa que dejó al Fassa Bortolo con tres corredores, sin Aitor González entre ellos. Además, Kelme perdió a otros dos, Toni Tauler e Ignacio Gutiérrez.
CRONICA DE ÓSCAR FORNET / EL MUNDO DEL DEPORTE

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